Autor Marco Antonio Sanabria
Uno de los dos elementos que más han amenazado al cine en la historia (junto con la TV) es la radio. Y precisamente la historia es la que ha comprobado, que ambos han llegado a ser más bien, grandes aliados del cine.
En 1922, se pautó el primer anuncio por radio, y como se sabe, la radio ha sido denominada por Orson Welles como el teatro de la mente.
En 1913, Lee De Forest trabajó en un proyecto para desarrollar el sistema de audio en las películas, y casi para el momento que salió la primera cuña en radio, De Forest había creado su empresa de sonidos sincronizados en películas llamada Phonofilms.
El primer gran temor de los productores de películas en cuanto a introducir el sonido en las mismas era que prácticamente iban a perder la característica de universalidad. Porque el cine mudo, podría verse y entenderse en Rusia, Japón, Francia, Alemania, Italia, y en cualquier parte del mundo, porque no existía la barrera del idioma.
Estas ideas, reforzaron las creencias de que el sonido nunca funcionaría.
Al introducirse las cadenas de radio, se generaron nuevos intereses en la películas habladas. En 1926, el 15 de noviembre, se inauguró la primera cadena de radio. Esa noche, el negocio del cine bajó en un 20 ó 30%.
Alexander Walker dijo en su libro, “Solo para contraatacar, el cine tenía que usar la voz humana como parte del entretenimiento”[1]
A diferencia del cine, la radio estaba disponible a cualquier hora del día y directamente en los hogares, fue muy atractiva en los EE.UU. durante la época de la Gran Depresión y se convirtió así en una forma barata de entretenerse.
La radio se convirtió en un gran competidor del cine, especialmente a principios de los años 20. Una investigación publicada en la revista Fortune, de 1939, indicó que se hizo una encuesta en la que se le preguntó a la gente, que si tuviera que dejar de ir al cine o dejar de escuchar la radio, ¿cuál dejaría? y un 79,3% dijo que dejaría de ir al cine, mientras que un 13,9% dijo que dejaría de escuchar la radio.
Sin embargo, Benjamin Hampton, en un libro llamado A history of the movies en 1931, aseveró que la asistencia al cine fue afectada por la radio de una forma adversa, pero no seria.
Otras empresas fuertes como la Warner Bros., adquirieron estaciones de radio (así se aseguraban recuperar su dinero, en caso de que el cine cayera). Otros con una mentalidad más abierta y pronosticadora, vieron en la radio una forma de promocionar las películas y sus estrellas.Está demostrado a través de la historia, que la simbiosis entre la radio y el cine, ha sido positiva, han compartido el mercado compuesto por los radio escuchas y los espectadores de cine, han compartido la tecnología y los talentos (como fue el caso de Orson Welles, locutor, actor y director de radio, teatro y de cine).
[1]Walker, Alexander. The shattered silents: How the talkies came to stay. New York: William Morrow, 1978. p. 20.
jueves, 2 de septiembre de 2010
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