Autor Marco Antonio Sanabria
Hoy la Industria Cinematográfica está enfrentando de forma directa la nueva tecnología, constituida por varios nuevos sistemas para ver películas y que contribuyen a cambios de hábitos en los consumidores de películas.
La nueva competencia, fue presentándose una a la vez, permitiendo así al cine respirar un poco y luego reaccionar.
Hoy, se puede ver en el mercado, el resumen de todos estos años de avances tecnológicos, e.g. el MDS (Multipoint distribution service), LPTV (Low power television), VCR (Videocassette recorder), el lector láser, HDTV (High-definition television), DBS (Direct broadcast satellite), STV (Subscription television), SMATV (Satellite master antenna TV).
Siempre hay alguien que dice que el cine llegó para quedarse, cada vez que sale una innovación en la tecnología del vídeo, parece que tiene los efectos de toda innovación, es el juguete nuevo de todo niño, el cual luego de un tiempo, olvida y guarda en el closet. Porque al final, luego de su uso continuo, la persona sigue yendo al cine, aunque tal vez ya no con la frecuencia de antes.
Jill Kearney, escribió un artículo en la revista American Film (1986), en el que Milos Forman (director de la película Amadeus) dijo:
“La radio no mató al cine, y los discos no mataron a los conciertos en vivo, y yo pienso que siempre será excitante ir a ver una buena película en una pantalla grande.”[1]
Siempre se ha dicho, especialmente desde los años 70, que el desarrollo de la comunicación de masas, por medio de las nuevas tecnologías, habría de desencadenar en una sobresimplificación de la información, lo cual parece estarse logrando con la segmentación e individualización.
DeFleur y Ball-Rokeach, (1982) dicen que la desaparición de las salas de cine han sido predecidas:
“la obsolescencia es la contraparte natural de la innovación.”[2]
Sin embargo, Al Ries y Jack Trout (1990) aseveran en uno de los principios de la guerra de mercadotecnia a la defensiva lo siguiente:
“La mejor estrategia defensiva es el coraje para atacarse uno mismo”[3]
Queriendo decir con eso que se fortalece la posición al introducir nuevos productos o servicios que hagan obsoletos a los existentes.
Basándose en las teorías de las innovaciones relacionadas con el cine, que en resumen dicen que cada película que se estrena (en las salas de cine) es una innovación; y en la de Ries y Trout, sobre la capacidad de autoatacarse; el autor no comparte la opinión de DeFleur y Ball-Rokeach y piensa que las salas de cine constantemente presentan innovaciones y tienen la fuerte capacidad de autoatacarse constantemente.
Y ¿qué sucede con la simbiosis, con tanta cantidad de tecnología a disposición de los consumidores de películas?, la pregunta es interesante y difícil de contestar, podría decirse, que ese no sea el caso de una simbiosis, y más bien lo sea de una competencia o lucha en la que el rival más fuerte vencerá, (como fue el caso entre el VHS y el Betamax), o podría decirse que el grado de adopción como innovaciones aún no se ha concluido, como podría ser el caso de los lectores láser para ver películas en vídeo láser (video laser disc).
La adopción del cable en los EE.UU. duró mucho más de lo que se esperaba, pero gracias a otros elementos como los equipos VCR, el cable ha podido establecerse. ¿Por qué?, pues pareciera ser que al adquirir dicho tipo de equipo, una persona crea otras necesidades, como la de alquilar películas y por qué no, grabarlas, pero para grabarlas de otro vídeo, se necesitan al menos dos VCR, así que, lo más cómodo es alquilar el servicio de cable y luego cuando la película es programada, se graba (a veces, sin anuncios, e.g. las películas que se transmiten en los canales de HBO Olé, Cinemax, Fox Channel, The Movie Channel y otros).
Otros sistemas nuevos, están teniendo auge, tal es el caso de los sistemas de entrega (delivery systems) como e.g. el pay-per-view.[4]
Sobre estos últimos tres tipos de medio, mencionados, o sea, cable, vídeo (VHS) por medio del VCR y el pay-per-view, han llegado a educar o maleducar a los consumidores de películas, de tal forma que hoy, no sienten, extrañan, añoran, y demás el cambio del tamaño de pantalla (y sus consecuencias en la imagen) del cine a la TV. Esta teoría refuerza la amenaza de la merma de asistencia y por lo tanto del consumo de películas en las salas de cine
Y no solo eso, sino que conforme avanzan los años, el cable (pay TV) y el VHS han ido ganando terreno en su contribución económica al mercado de las películas. Esto se ilustra mejor en el Anexo Nº 8, donde se aprecia como la taquilla de las salas de cine bajó a menos del 50% para 1985 y cómo el VHS ha mantenido u contibución para los últimos años de la década de 1980.
Austin, (1988, p.121.) considera que al sumar las múltiples maneras en que una persona puede ver una película, parece ser que todos juntos, forman una competencia formidable contra el cine.
La TV por subscripción[5], no es algo nuevo, y data desde 1947. Durante muchos años se hicieron muchas pruebas y muchas de ellas fueron un fracaso.
La Paramount, en 1953 hizo una prueba en Palm Springs, pero no funcionó. El último fracaso recordado, fue el del presidente de la NBC para 1964, quien intentó montar el sistema en la ciudad de Los Ángeles y parte de San Francisco.
El cable[6], no es tampoco algo nuevo, data de 1940 (Austin, 1988, p. 122) cuando se le conocía como Community antenna television (CATV), y tenía el inconveniente de que la señal, no era muy extensa, luego de cierto perímetro, se perdía.
No fue sino hasta 1975, cuando el cable se empezó a considerar como una señal posible de recibir en los televisores. Después la Time Inc.'s Home Box Office conocida mejor como la HBO empezó a usar el modelo satélite Satcom I para enviar la señal directa a las empresas de cable, que luego las distribuyen a las casas de los abonados.
Laura Landro[7], dijo en su artículo que para 1988, la mitad de los hogares en EE.UU. tenían cable, más de 44 millones de hogares eran servidos o atendidos por 6.200 sistemas de cable; y estimó, que para 1993 ese número habría aumentado a 60 millones.
En Costa Rica, “son 775 mil las personas que poseen TV por cable en sus casas”[8], lo que daría aproximadamente un 21% de la población nacional. En una investigación emprendida por la empresa de Cable Color, hecha por la Unimer, [9] se dijo que un 46% ve más el canal 14 (HBO) y un 30% los canales 15 y 17 (TNT), lo que parece indicar que el elemento fuerte del cable, o sea, la principal razón de subscribirse, es para ver películas. Además, se confirma cuando se informa que un 81% dijo que las películas constituían sus programas favoritos.
La relación que existe ente las salas de cine y el cable, puede verse, analizarse o estudiarse desde tres ángulos o perspectivas, las que son: demográficamente; los motivos por los que se adoptó el sistema cable; y el efecto del cable en las audiencias de cine (consumidores de película en las salas de cine).
Sería importante investigar la situación directa entre las personas que ven películas en cable y sus hábitos para verlas en el cine, en Costa Rica.
Especialmente por la importancia que va a adquirir la influencia de la legislación, si ésta llega a establecerse como los empresarios de cine esperan, o sea, que se respeten los derechos de autor y se obligue a los vídeo clubes a alquilar películas originales (solamente).
Entonces una hipótesis podría ser que los vídeo clubes aumentaran sus precios de alquiler, al punto que ir a una sala de cine podría ser igual o más barato que verla en vídeo. Esto podría llevar al hecho de que los hábitos en vídeo, cable y cine cambien drásticamente, y ¿por qué no?, que el cable se vuelva más atractivo que el vídeo, ya que no solo permitirá ver las películas, sino también grabarlas a cambio de un pago mensual menor a los ¢4.000,00.
El hecho de que una persona grabe una película en su hogar, por medio del cable, es legal, siempre y cuando sea para uso personal.
Austin, (1989, p. 125) dijo que algunos estudios han indicado que los subscriptores de cable van menos frecuentemente al cine, sin embargo dijo que en otros estudios las personas que ven cable, y que regularmente ven los canales de HBO Olé, The Movie Channel y Showtime van al cine más frecuentemente en un 9,4% que el resto del público en general.
El Sr. Alberto Franco[10] considera que una de las funciones principales del vídeo club, es la de servir a un área específica, un barrio, un vecindario, etc. De hecho por eso es que el Vídeo Centro Escazú da el servicio de alquiler de películas en láser, por la demanda. Si los precios de los vídeos llegaran a aumentar, y por ende, muchos vídeo clubes desaparecieran, la característica de servir a una zona local cambiaría a la característica de servir a un área, dado a la eventual desaparición de muchos vídeo clubes cuyas zonas serían atendidas por los vídeo clubes que queden.
El Sr. Franco no cree que el láser llegue a sustituir al VHS, más bien es el sistema de pay-per-view el que cree que llegue a revolucionar el sistema. Hoy es difícil decir qué es lo que va a suceder con los hábitos del consumidor una vez que el sistema del pay-per-view se establezca ya en los EE.UU. y luego cuando llegue al país (si es así).
El caso del vídeo láser, en los EE.UU. especialmente, ha incentivado a muchos consumidores de películas, a tomar la iniciativa y establecer en sus hogares una especie de mini salas de cine, donde tienen un televisor con una buena pantalla, un sistema de sonido estéreo o surround system con parlantes estratégicamente ubicados, sistema láser, etc. Así ven películas de buena calidad visual, en sus hogares, e incluso invitan a sus amigos, es todo un acto social que reduce las inconveniencias de salir de casa. Sin embargo, implica un gran gasto de dinero, por lo que se considera un lujo este tipo de hábito.
En Costa Rica, el Sr. Luis Carcheri[11] cree que tal vez represente un problema para las sala de cine dentro de unos 15 años, pero siempre tendrá el problema del tamaño de la pantalla. Y sobre el cable, cree que es un servicio excelente y que además respeta los derechos de propiedad intelectual y que todos los elementos nuevos que entren como el caso del pay-per-view, afectarán en todos los niveles, pero aún más a los vídeo clubes.
En cuanto al cable, el Sr. Franco piensa que canales como el HBO, son una forma que han encontrado los distribuidores de salir de películas rezagadas, de segunda categoría y que enganchan a los consumidores de películas con dos o tres películas de hace un año.
Los lectores láser, no afectarán en gran escala a los vídeos (VHS), una opinión que comparte también el Sr. Carcheri. El Sr. Franco, basado en su experiencia alquilando vídeos láser, considera que en el país pueden haber actualmente unas 80 ó 100 unidades para poder ver películas en este sistema; el Sr. Carcheri piensa que pueden haber unas 100 ó 1000 unidades (lo cual parece estar incorrecto al dejar un margen muy amplio). Esta investigación ha reflejado, que los consumidores de películas en láser, son una minoría.
Austin, (1988 p.126) llega a la importante conclusión de que el cable ha tenido un efecto de deterioro en la asistencia de la gente a las salas de cine, y agrega que los consumidores de ambos medios, tienen característica muy similares y que el motivo clave por el que las personas se subscriben al cable es para ver películas (todo esto en los EE.UU.)
En cuanto al vídeo, hay dos formas diferentes, el vídeo láser (llamado de muchas maneras, tales como vídeo disco, disco láser, laser disc, video laser disc) y el cassette de vídeo (VHS).
A muchos sorprende en realidad saber que los vídeo discos, se desarrollaron originalmente en 1960, (Austin, 1988, 122) pero después de pérdidas millonarias ($580 millones), la RCA anunció para 1984, que abandonada el sistema en disc.
Lo más popular por supuesto, son los cassettes VHS (video home system o sistema de vídeo para el hogar), sin duda por el costo del equipo VCR y la disponibilidad de vídeos. En 1975, la Sony introdujo al mercado el sistema Betamax, el cual fue prácticamente desplazado por el VHS. El Betamax, es un formato diferente al VHS, ocupan VCR diferentes. Por eso, las pérdidas para la Sony fueron millonarias.
La innovación del VHS, fue adoptada rápidamente, y tuvo tanta acogida en el mercado que el Betamax ha quedado descontinuado. Lo que no quiere decir que hayan aún vídeo clubs (en Costa Rica) que alquilen películas en dicho fomato.
En 1986, se introdujo un tercer formato, el de 8 mm. y así otros sistemas en imagen y sonido como e.g. el DAT (Digital audio tape) se han hecho hasta la fecha.
Si muchos creen que hay muchos subscriptores de cable, pues que no duden tampoco en pensar que los que tienen un VCR son aún más. Es posible que si se hiciera una investigación en el campo de los consumidores de películas en vídeo y el tipo de televisor que tienen, sería muy probable que la relación existente entre los VCR, TV a color y cable sea la de complemento.
Así pueden surgir interrogantes como ¿Cuáles son los usos que se le dan a un VCR?; y podrían darse respuestas como ver una película, grabarla, hacer copias (para lo que es necesario dos VCR), etc. Una futura investigación, debería contemplar la posibilidad de analizar el uso principal que se le da a un VCR, ¿cuántas películas alquilan a la semana, al mes y al año?, ¿cuántas graban?, ¿cuántas compran?, es posible que los vídeos también hayan cambiado otros hábitos como el de la lectura.
Por otro lado, en los EE.UU., no se obliga a los que adquieren un vídeo original a pagar más a la casas productoras por cada vez que lo rentan. Mientras que si se hace eso con las cadenas de TV, los canales de películas, cable y otros. (Austin, 1988. p.127).
En Costa Rica, como ya se vio en la sección sobre lo legal, nada de eso se aplica, inclusive, los vídeos ni siquiera (en la mayoría de los casos), son originales.
Hoy las productoras han cambiado algunos sistemas de introducción de películas, como las películas directo al vídeo (direct to video), que no se exhiben en las salas de cine, se producen, filman y demás y salen al mercado de una vez en el formato de vídeo. Tal fue el caso de Aladdin, la segunda parte. O el de made for TV, como la película Stalin, que se ha programado en el HBO Olé.
Introduciendo la siguiente sección, el autor está de acuerdo con Austin (1988), en el sentido de que no importa qué tanto pierdan las salas de cine, cada vez que sale un nuevo sistema con una tecnología nueva, los que pierden económicamente, son los propietarios de las salas de cine. Pero Austin, no llega a un aspecto importante: el consumidor de películas. No solo los dueños de las salas pierden, también el público pierde: pierde opciones de salir, de entretenimiento, de calidad, de ver la obra en su versión original, etc. Es curioso que siempre nos damos cuenta del valor verdadero de la cosas, hasta que las hemos perdido.
[1]Kearney, Jill. “What's wrong with today's film.” American Film. May, 1986. p. 55.
[2]DeFleur, Melvin L. and Ball-Rokeach, Sandra. Theories of mass communication. 4th edition. New York, Longman, Green. 1982. p. 65.
[3]Ries, Al y Trout, Jack. La guerra de la mercadotecnia. Primera edición. McGraw-Hill, Interamericana de México, S.A. 1990. p. 54.
[4]Pay-per-view: Sistema de cable, mediante el cual las personas que gustan de ver películas (consumidores) podrán obtener el servicio de programación, minutos después de pedir la película por medio del teléfono. Los consumidores de películas podrán pedir dicho servicio con películas que están inclusive en estreno en las salas de cine (lo cual se ha experimentado a finales de los años ochenta). El pay-per-view, podría ser el futuro competidor fuerte de los vídeo clubes (y un poco de las salas de cine), ya que no será necesario ir al vídeo a alquilar una película, porque con sólo una llamada telefónica (la que consiste sólo en marcar números que representan códigos) se podrá ver la mima sin siquiera salir de casa.
[5]TV por subscripción: Un servicio de televisión pagada que transmite una señal demodulada. Los televidentes con un descifrador pueden recibir una señal clara por una tarifa mensual.
[6]Cable o TV por cable: Señales de TV que se transmiten por cable. Los programas se originan con operadores de cable mediante antenas altas, discos de satélites, o programación iniciada por un operador.
[7]Landro, Laura. “Pay-TV Industry facing problems after misjudging market demands.” Wall Street Journal. June 29, 1983. p.37.
[8]Zamora Sauma, Gabriela. “Publicidad (de nuevo al ring) comparativa”. Pautas de Comunicación. (3): 11-15. Julio - agosto de 1994. p. 11.
[9]Unimer. Hábitos de teleaudiencia del abonado a Cable Color. Cable Color. 28 de abril de 1994.
[10]Franco, Alberto. Op. cit. San José, C.R. Vídeo Centro Escazú, 13 de diciembre, 1994. (Comunicación personal).
[11]Carcheri Schwartz, Luis F. Op. cit. San José, C.R.: 31 de octubre, 1994. (Comunicación personal).
jueves, 2 de septiembre de 2010
El cine y las nuevas tecnologías
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