Una "Sala Nacional de Cine" rotativa

Autor Daniel Marranghello
Publicado originalmente en La Prensa Libre

En diferentes capitales latinoamericanas (Caracas, Bogotá, México, Montevideo, etc.) existen salas cinematecas nacionales, en las que se programan durante todo el año, películas importantes de la historia del cine y también se exhiben ciclos de películas más recientes de diversos países.
En esos países hay una buena organización para mantenes archivos cinematográficos, que contienen tanto la producción local como clásicos de todo el mundo; se mantiene una programación regular con películas de gran valor y se editan publicaciones sobre diversos aspectos de la cultura cinematográfica.
En Costa Rica, a pesar del gran desarrollo cultural, no existe una "Sala Nacional de Cine"; las exhibiciones de material audiovisual se realizan en locales inadecuados y con muy baja regularidad.
El construir o comprar una sala cinematográfica representa un costo elevado, probablemente más de 300 millones de colones; por lo tanto, el estado costarricense podría establecer un proyecto con una "Sala Nacional de Cine" rotativa dado que en el país existen más de 50 salas de cine, muchas muy modernas, en diferentes partes se podría llegar a un acuerdo con los exhibidores privados para utilizar como sede rotativa de la "Sala Nacional de Cine", durante una semana al año, cada una de esas 50 salas.
Esto tiene como ventaja adicional: el público está acostumbrado a visitar esas salas de cine comerciales y por lo tanto atraerlo para que asista a proyecciones de cintas clásicas de grandes directores como Fellini, Bergman, Kurosawa, Murnau, Orson Welles o DW. Griffith, sería mucho más fácil.
Las empresas exhibidoras tienen una responsabilidad social y por lo tanto el permitir que durante una semana al año se designe una determinada sala como la "Sala Nacional de Cine", para exhibir cine de gran valor artístico, para beneficio de la comunidad donde se ubican, sería una forma de cumplir con esa responsabilidad social. Si este proyecto se realizara, público de lugares como Liberia, Ciudad Quesada, San Isidro de el General, entre otros; tendría acceso a las grandes obras de cine, sería una democratización del acceso a la cultura.